martes, 16 de octubre de 2012

Hola Queridos Amigos.-
Aquí estamos  acompañándoles desde nuestro Blog de Contenidos, con nuestras ya tradicionales propuestas de inclusión de materiales, que apuntan a una inclusión de los contenidos de la Fe, a partir de las estrategias metodológicas y didácticas , que pueden embellecer y dar un nuevo sentido a las actividades pastorales que te propongas realizar.

Estaremos cada semana entregando algunos tips de alternativas para que tu experiencia inclusiva sea cada vez más atractiva.

En esta Perspectiva te ofrecemos en esta muestra un  VÍDEO DRAMATIZADO - con el texto bíblico de la Mujer Samaritana y Su Encuentro Con Jesús al Borde del Pozo.
Esta Adaptado para realizar una Propuesta Simbólica en tus grupos Pastorales

SUGERENCIAS METODOLÓGICAS DE INCLUSIÓN.-

1.- Puedes Construir un Pozo en el cual puedas ubicar El Jarrón con el cual sacaras agua del Pozo - Se puede fabricar de material liviano - cartón  de desecho y pintado de color café con anilinas.

2.- Caracterizar a los dos personajes protagonistas del Texto: Jesús y la Mujer de  Samaría.

3.- Buscar la Música adecuada para el desarrollo de la actividad.

TRABAJO DE COMUNIDADES y /o Personalizado.

1.- Profundizar el Sentido del AGUA VIVA -
2.- Reforzar el sentido que tenía conversar y dialogar con una persona SAMARITANA - en el tiempo y contexto cultural del Siglo I en Palestina.
3.- Trasladar el Texto a las Discriminaciones y Prejuicios Sociales, culturales y Religiosos de nuestro siglo XXI. Hacer un listado o un Power Point donde se muestre las discriminaciones de este tiempo.



lunes, 15 de octubre de 2012


Pascua: El camino de la cruz

Jesús, cargando sobre si la cruz, salió de la ciudad para dirigirse al lugar llamado «del Cráneo», en hebreo, «Gólgota». Allí lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado y Jesús en el medio". ( Jn. 19, 17-18)

PRIMER MOMENTO: La propuesta de este encuentro es adentrarnos en el corazón de Jesús y vivir junto a él su «hora» más importante: la hora de su Pascua. Vamos a recorrer junto al Señor el itinerario que lo llevó a dar la vida por amor a nosotros y dejarnos atravesar por el inmenso gesto de amor del padre que ofrece a su hijo y su hijo que ofrece su vida. El Papa, habla a los jóvenes con motivo de haber compartido con ellos el Vía Crucis.

Mientras avanzábamos con Jesús, hasta llegar a la cima de su entrega en el Calvario, nos venían a la mente las palabras de san Pablo: «Cristo me amó y se entregó por mí» (Gál 2, 20). Ante un amor tan desinteresado, llenos de estupor y gratitud, nos preguntamos ahora: ¿Qué haremos nosotros por él? ¿Qué respuesta le daremos? San Juan lo dice claramente: «En esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos» (1 Jn 3,16). La pasión de Cristo nos impulsa a cargar sobre los hombros el sufrimiento del mundo, con la certeza de que Dios no es alguien distante o lejano del hombre y sus vicisitudes. Al contrario, se hizo uno de nosotros «para poder compadecer él mismo con el hombre, de modo muy real, en carne y sangre… Por eso, en cada pena humana ha entrado uno que comparte el sufrir y padecer; de ahí se difunde en cada sufrimiento el consuelo del amor participado de Dios y así aparece la estrella de la esperanza»

SEGUNDO MOMENTO: El Vía Crucis:
Para realizar el Vía Crucis será necesario ambientar nuestro lugar de encuentro, con las catorce estaciones (aquí incluimos la decimoquinta, que es la Resurrección del Señor) en carteles que pegaremos en el salón. Puede resultar conveniente también que cada participante tenga en su mano una hoja con todas las estaciones para poder así facilitar la reflexión.

En cada una de las estaciones, el catequista o coordinador hará una breve introducción y cada participante tendrá unos minutos de reflexión personal que girará en torno a las preguntas que aparecen en las fichas. Luego en grupos de tres, se dialoga y comparte lo reflexionado. Iniciamos este camino con una oración grupal reunidos frente a la imagen de Jesús crucificado. Luego invitamos a ir recorriendo el camino de Jesús hacia su Pascua, guiados por las estaciones que aquí mostramos:

TERCER MOMENTO: Oración: Terminamos el encuentro con una oración grupal. Sentados en ronda el catequista o coordinador tomará un crucifijo y expresará espontáneamente una oración, que diga con sencillez lo que ha significado el recorrido del Vía Crucis.

Luego lo pasará a un participante para que exprese su oración y éste lo pasará a otro integrante hasta completar la ronda. Luego, todos juntos dicen:

Señor, Jesús crucificado, hijo de María:
Abre tus oídos y escúchame, como escuchaste la voz de tu amado Padre;
Abre tus ojos y mírame, como miraste a tu madre desde la cruz;
Abre tus labios y háblame, como hablaste a tu discípulo para llamarlo hijo de María;
Abre tus brazos y abrázame, como los abriste en la cruz para abrazar a todos los hombres;
Abre tu corazón y lléname de tu gracia, como derramaste sangre y agua de tu costado. Amén.

«En esto hemos conocido el amor: en que él entregó su vida por nosotros. Por eso también nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos». 1 Jn. 3, 16

La Biblia y los Jóvenes
por Ricardo Stirparo y Horacio Prado

Abril 2012 – Diálogo 2012

TEMAS EN CLAVE SIMBÓLICA. 2012


Curación del sirviente de un centurión: Tema: La Confianza


“Confía en el Señor y haz el bien; establécete en la tierra y mantente fiel. Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón. Encomienda al Señor tu camino confía en él, y él actuará”. Salmo 37, 3-5

¿Qué significa confiar en los demás? ¿Y confiar en el Señor? ¿Hasta dónde estamos dispuestos a confiar en Dios? ¿En qué situaciones concretas se nos juega esa confianza? En este encuentro proponemos revisar cómo vivimos nuestra confianza en Jesús y su Palabra. Es cierto que sólo confiamos en quién conocemos: “Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él” (1 Juan 4:16).

Confiamos en quien nos ama y nos quiere de verdad. Y cuando experimentamos en nuestra vida la profundidad y abundancia del amor de Dios, nuestra confianza crece hasta el punto de poner nuestra propia vida en sus manos. A un amor sin límites, corresponde una confianza sin límites. En ocasiones, nuestra confianza se pone a prueba cuando en nuestro camino aparecen las inseguridades, los temores, las dudas, las dificultades. Y es allí donde el Señor nos vuelve a llamar a poner nuestro seguridad en su amor que no falla: “En el mundo tendrán que sufrir, pero tengan confianza: Yo he vencido al mundo” Jn. 16,33


2º momento: Iluminación con la Palabra
El coordinador o catequista anuncia: Lc. 7, 1-10 “Curación del sirviente de un centurión”

“Jesús entró en Cafarnaún. Había allí un centurión que tenía un sirviente enfermo, a punto de morir, al que estimaba mucho. Como había oído hablar de Jesús, envió a unos ancianos judíos para rogarle que viniera a sanar a su servidor. Cuando estuvieron cerca de Jesús, le suplicaron con insistencia, diciéndole: “Él merece que le hagas este favor, porque ama a nuestra nación y nos ha construido la sinagoga”. Jesús fue con ellos, y cuando ya estaba cerca de la casa, el centurión le mandó a decir por unos amigos:

“Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres en mi casa; por eso no me consideré digno de ir a verte personalmente. Basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará…”

- Lo primero que nos llama la atención que el destinatario de esta acción milagrosa de Jesús es un romano. En este caso un centurión, que era un oficial de las tropas romanas que estaba al frente de cien soldados. Este centurión era simpatizante de la religión judía ya que había mandado a construir una sinagoga. No debemos olvidar que los judíos odiaban a los paganos, a los militares romanos y a todos los que se relacionaban con ellos por estar sometidos al imperio romano. Jesús no se queda en las apariencias, y su mirada ve más, penetrando el corazón de los demás.

- Lo mismo podemos decir del centurión, que a pesar de tener a su cargo a cien soldados, se presenta humilde y confiado ante un maestro judío llamado “Jesús”. Por otro lado, señalamos que se presenta ante el Señor, no para pedir algo para sí mismo, sino para interceder por un servidor enfermo (que se nota que quería mucho).

- No solo confía plenamente en que Jesús es capaz de sanar a su servidor, sino no necesita verlo para creerlo. Confía que tan solo la palabra de Jesús tenía poder para curarlo, aún a la distancia.
- Los judíos no podían entrar a las casas de los paganos por miedo a quedar impuros. Jesús una vez más expresa que está por encima de la las leyes y se muestra dispuesto a ir a la casa del centurión para sanar a su servidor. Pero el centurión demuestra una gran humildad y confianza, ya que a pesar de ser un importante oficial romano que tenía bajo sus órdenes a tantos soldados, le dice al Jesús: “Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero basta tu palabra para que se cure mi criado”

- Es tan grande la confianza del centurión que Jesús la propone como modelo. “Yo les aseguro que ni siquiera en Israel he encontrado tanta fe”. La confianza de este centurión consiste en creer en Jesús, sin reservas. Acepta y confía en su Palabra, sin condiciones. No necesita ver para creer, ni pruebas para confiar.

PARA UN MOMENTO MARIANO EN CLAVE SIMBÓLICA 2012


María y los Misterios Gozozos

TRABAJO BIBLÍCO EN CLAVE DE EXPRESIONES SIMBÓLICAS DE LA FE. 2012


La Biblia y los Jóvenes: Tema - La Compasión

Curación de un leproso
Tema: La compasión

“Sean compasivos como su Padre es compasivo” Lc. 6.36

Para entender lo que significa ser compasivo, podemos mirar a Dios mismo. Sobre todas las cosas Dios es compasivo. El no se quedó en la distancia de su omnipotencia, sino que quiso ser “Dios con nosotros”. Es decir, ha querido compartir con nosotros nuestro sufrimiento. No ha venido a nosotros, para resolver nuestros problemas y dificultades, sino principalmente se ha hecho solidario, compartiendo nuestros dolores. Esto es, lo que significa ser compasivo.

Jesús es la expresión más clara de la compasión de Dios, que “aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que Se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló El mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Fil. 2,6-8).

La compasión que nos muestra Jesús en el Evangelio, nos pide que vayamos al encuentro de de los que no la pasan bien, de los que están atravesados por el dolor y el sufrimiento. No esencialmente para que llevemos soluciones, sino para compartir y participar de la aflicción del otro.

Pidamos al Señor que nos de un corazón y una vida que se realice plenamente con entrañas de compasión.

1º momento: Motivación ¿Qué es la compasión?

Por lo general la palabra compasión provoca en nosotros reacciones positivas. Pero en ocasiones podemos observar que se asocia el término compasión de manera negativa al sentimiento de lástima por el prójimo. “Te compadezco, me das lástima” solemos escuchar, cuando alguien quiere de manera deliberada herir los sentimientos de otra persona.

Entonces, ¿qué entendemos por compasión? ¿En qué se diferencia de sentir pena o lástima por el otro? ¿Cuándo somos realmente compasivos y cuándo podemos caer en una falsa compasión?

Para comenzar a profundizar en el tema, nos dividimos en pequeños grupos donde se analizarán cinco viñetas que expresan distintas actitudes y sentimientos que poco tienen que ver con la verdadera compasión de la que nos habla el Evangelio. En la sexta y última viñeta, se propone al grupo elaborar, partiendo del dibujo que se muestra, una viñeta donde se exprese una actitud de verdadera compasión.

El trabajo en grupos estará guiado por las siguientes preguntas:

- ¿Cómo describirían cada una de las actitudes mostradas en las viñetas?
- Señalen un título para cada una de las viñetas (por ejemplo: “El Lastimoso”, “El indignado”,“el evasivo”, “el preocupado”, etc.)
- ¿Por qué ninguna de ellas expresa una actitud de real compasión?
- ¿Cómo caracterizarían un corazón compasivo?
- Dibujar en la última viñeta, una actitud de sincera compasión.



Ricardo Stirparo y Horacio Prado
bibliayjoven@hotmail.com

TRABAJO DE EXPRESIÓN SIMBÓLICA 2012


Curación de un paralítico

APRENDER A DECIR GRACIAS. 2012


Decir... ¡Gracias!

Entre todos los papelitos con anotaciones que tengo dando vueltas por mi escritorio, encontré uno que me pareció importante: El agradecimiento es la memoria del corazón –dice con mi letra. Lo anoté hace unos meses y recuerdo que la frase la escuché por televisión. Los desagradecidos no tienen memoria en el corazón, me dije, jugando con la frase.

El año se está terminando, estamos con nuestras últimas energías, y de alguna forma u otra hacemos un balance.

Miramos hacia el almanaque, y nos avisa que queda solamente un mes más, el último, y el calor que nos va apretando poquito a poco, nos avisa que está llegando el verano.

Y esto de ser memoriosos con el corazón, de ser agradecidos, me lleva a repasar mentalmente lo mejor y lo peor de este año, a pensar en tantas personas que me han ayudado, con una acción concreta o a través de algún consejo o una palabra justa, en el momento que más lo necesitaba. Y así, me fui armando una especie de lista mental, de aquellas personas a las que quisiera agradecer. ¡Quiero darles las gracias por todo! Y por qué no escribirles, y acompañar el saludo de fin de año y buenos deseos, con un ¡muchas gracias!

La palabra «gracias», en plural, la usamos como expresión de agradecimiento. Es por eso que quiero expresar, en primer lugar, mi agradecimiento a todos ustedes, los lectores de Diálogo, que están allí, y que nos siguen en cada publicación.

Quiero también agradecer a Juan Carlos y María Inés, por brindarme un espacio tan importante para expresar mis ideas y sentimientos. Y aprovechar para felicitarlos por seguir adelante, manteniendo vivo a Diálogo, con todo el esfuerzo que implica. Y yendo más allá de esta columna, quiero agradecer a todas las personas que durante este año me han ayudado a crecer y a mejorar como persona.

No quiero olvidarme de agradecer a Dios. Dar las gracias por las gracias concedidas. Gracias por todo lo lindo que ocurrió en mi vida en este año y por la fuerza para afrontar las desgracias o los momentos difíciles. Esos momentos, puestos a la luz del paso del tiempo, siempre tienen un significado para mejor, aunque no podamos o queramos entenderlo.

Pero si lo pienso bien, no tengo que separar. Si Dios vive en el prójimo, al dar las gracias a todas las personas que lo merecen, también estaré agradeciéndole a Dios.

Los invito, en este último mes del año a ser agradecidos y repasar todas aquellas cosas buenas que nos pasaron a lo largo de este 2011. Hagamos presente el agradecimiento, para ser memoriosos con el corazón. En esta era tan virtual, se me ocurre que podríamos volver a escribir una carta, o enviar una tarjeta, o hacer un llamado telefónico. Todas estas cosas simples, en estos tiempos de circulación masiva y directa de información, valen muchísimo más y sorprenden mucho más.

Yo, desde aquí, les doy las gracias a todos, por compartir mi «Enfoque joven», y un gracias también a los que me siguen a través de mis libros de cuentos. Cada vez que me leen, hacen que mis palabras tengan sentido. Y si las comparten, mejor aún.

Quiero hacer público mi agradecimiento a la gente de los pueblos Nelson y Llambí Campbell, provincia de Santa Fe, por recibirme tan cariñosamente a mí y a mis cuentos. ¡Nunca los olvidaré! Gracias al colegio de Pergamino por recibirme, y a los chicos por hacer esas preguntas tan profundas y seguir soñando juntos. Un gracias enorme también a la gente de Pinamar y las localidades aledañas por invitarme a compartir momentos tan importantes para mí. Todos estos lugares que visité, me han permitido crecer, dándome la oportunidad de compartir mis cuentos con chicos, jóvenes y grandes. Y de seguir alimentando mí sueño de ser escritor.

Queridos lectores, un año más está terminando. ¡Seamos felices! ¡Seamos agradecidos!
Que tengan todos una Feliz Navidad compartida, y que la venida de Jesús niño, nos de la fortaleza para encarar un 2012 con todo lo necesario.

Y si han pensado en escribirme y aún no lo han hecho, los espero. Es muy bueno para mí, saber que están allí.

¡Hasta la próxima! Mis mejores deseos para el 2012.

por Martín Gozdziewski